Luang Prabang cuenta con múltiples opciones para realizar excursiones a las localidades próximas, desde medio día hasta varias noches. Escarmentados por el exigente trekking que hicimos en Van Vieng, optamos por una contemplativa ruta en barco hasta la Cueva de Pak Ou.
La excursión hasta las cuevas de Pak Ou, que ocupa toda una mañana, es una de las clásicas. Nos gustó, sobre todo, por el agradable viaje en barcaza, que surca el Mekong y regala las típicas imágenes del sudeste asiático. Además, como durante los preparativos de nuestro itinerario barajamos la opción de llegar a Luang Prabang en barco desde el norte del país, nos sirvió de pequeño desquite. De camino a las cuevas, se suele hacer una parada en una pequeña población que se dedica a la producción de licor de arroz y tejidos varios para ver cómo trabajan los artesanos. Tiene bastante de circo turístico y aceptar la oferta del rudo aguardiente local al inicio de la mañana puede que no fuese la mejor idea.
La cueva, que se conoce como la de los mil budas, en sí misma no tiene mayor interés. Salvo que en la parada se pueden estirar las piernas y admirar la perspectiva desde lo alto de la colina. La vuelta en barco, más rápida que la ida, al ir Mekong abajo, volvió a deleitarnos con unos parajes flipantes.
A menudo se suele combinar la visita a esta cueva con la de las cascadas de KuangSi, que vista de algunas fotos son espectaculares. Nosotros prescindimos de las cascadas porque al hacer el viaje en plena temporada de lluvias, las aguas no estaban ni limpias ni cristalinas, sino como nos advirtieron con inusitada sinceridad en una de las agencias tendrían un desagradable color ‘chocolate’ que no invitaba al baño. Para realizar la excursión a las cuevas de Pak Ou los precios de la mayoría de las agencias son similares.
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